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Nº 78


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Adiós a los disquetes

El disquete, que ha estado con nosotros por tanto tiempo, es considerada una tecnología difunta. Así lo entiende Steve Jobs cuando, recientemente al retomar las riendas de la Apple, no incluye unidad de disquete en el diseño de la nueva computadora iMac, que se venderá a solo $ 1,300 dólares.

Apple siempre se anticipó al futuro de la computación con productos que , en algunos casos, fueron demasiado y demasiado pronto para el mercado incipiente de computación. Basta recordar que las Apple utilizan un sistema operativo con todos los componentes de Windows, desde hace muchos años, e traen incorporadas un tarjeta de red.

Los que compren la iMac, cuando salga al mercado uno de estos días, no tienen que preocuparse por almacenamiento removible. La iMac trae modem y tarjeta de red incorporada. Por otro lado ya se encuentra a la venta un Súper Disk Drive de Imation que puede almacenar 120 MB en cada disco removible, y que es compatible con Mac y PC. El precio en los EE.UU. es actualmente de US$ 150. Iomega ha anunciado que pondrá a disposición de los usuarios de este nuevo equipo de Apple, un Zip externo, por menos de US$ 120. Para PCs Iomega tiene una unidad removible Jaz que almacena 2GB, por menos de US $400. Al igual que ha pasado con todas las tecnologías de computación esos precios deberá irse reduciendo en el futuro.

La IBM en su serie 560 de computadoras portátiles Thinkpad, tomó una decisión similar, al no incorporarle unidad de disquete, dejando como opcional una unidad externa de disquete, reduciendo con ello el tamaño y precio de su producto.

Algunos pensarán cómo funcionar sin disquete. A primera vista esto pareciera ser abrumador. Los disquetes los introduce IBM en equipos grandes. Nacen con un tamaño de 8 pulgadas. Podían almacenar la información del equivalente a 1,900 tarjetas perforadas.

Desde el inicio de la computación personal nos hemos acostumbrado a los disquetes, primero los de 5 1/2 pulgadas y de solo 120KB de capacidad. Luego la capacidad fue aumentada a 360 KB. El siguiente disquete fue de 3 1/2 pulgadas y su capacidad era de 720KB. Ya era hora que nos deshiciéramos de los disquetes de 1.400 KB, lentos y terriblemente aburridos, además de no tienen capacidad para almacenar casi nada, para los estándares actuales.

La forma corriente de distribuir los programas es actualmente por medio de CD ROMs, o por medio de Internet, como es el caso de MS Explorer. Es evidente que para la transferencia de archivos, sean programas o información, se está haciendo utilizando intensivamente modems, líneas telefónicas y redes de área amplia.

Otro elemento que ha convertido a los disquetes en obsoletos es la proliferación de las redes locales tanto en las oficinas, como en los hogares. Las redes se idearon precisamente para compartir recursos y periféricos tales como impresoras, discos duros y sistemas de respaldo. Las redes hacen posible la transferencia de programas y datos a un costo muy bajo.

Las redes de área amplia, modems de alta velocidad y líneas digitales de servicios integrados (ISDN) han contribuido en la desaparición del disquete. Son pocos los programas que no se pueden adquirir por medio de Internet, con la gran facilidad de que se instalan en nuestra computadora sin necesidad de esfuerzo alguno, mientras estamos conectados al sitio que vende el programa. Basta con tener disponible el número de una tarjeta de crédito.

Servidores de gran capacidad, dando hospedaje a bajo costo y con disponibilidad disponibles para almacenar enormes cantidades archivos de datos, harán desaparecer muy pronto otras tecnologías de almacenamiento local.

La tendencia es clara. Nada de disquetes en el futuro inmediato, y muy pronto nada de unidades de almacenamientos locales: ni fijas , ni removibles. <JEP>

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